
He visto a los ángeles,
y los dibujé
y nadie me creyó.
Dibujé huracanes
y demonios infernales.
También vi a los reyes,
y les serví con devoción.
Y tengo mi reina en mi mundo,
y sirvo a otra reina de un mundo lejano.
(Ojalá nadie me lea
porque sería devorado.
Es de mercenarios servir varios reyes
y de viles admirar varias reinas).
Veo su azul
y no porque tenga sangre de reyes.
Veo su espíritu azul,
y sufro con ella y su escudo turquesa.
Porque también soy azul.
Por ti salto al abismo,
salto al peligro,
al cielo,
y hasta al reverso.
Sobre sus hombros descansan
grandes pesos y responsabilidades.
Tiene mis admiraciones
porque su espíritu es muy fuerte.
Ella es nuestra reina azul.
¡Salve la reina!
gritan los bardos,
¡Salve la reina!
los alquimistas
y este humilde herrero.
¡Alcanzaremos la victoria!
Quizás solo nos quede un concho de vino,
pero celebraremos en grande,
levantando nuestros escudos turquesas.
Y todas las alabanzas
serán para nuestra reina.
2 respuestas a “Reinas”