Publicado originalmente en: Salto al reverso.
Las esposas de los dioses.
Una es buena y otra extraña y misteriosa,
una tiene un sello en la frente y la otra tiene puntos rojos allí.
Los dientes de una son como ovejitas y los de la otra son de oro,
una es rolliza y hermosa y la otra es gorda y vieja.
Sin embargo una es amarga y la otra es dulce.
Con una es difícil llegar, a la otra le pagas y se te tira encima.
A la una: ¡Qué bonita eres! Y a la otra: ¡Un, dos, tres!
Los héroes cantan al amor y los pioneros le cantan a Lénina.
Una cuida su piel con su alimentación, la otra la maquilla.
La sabia viste sus pechos para erguirlos y la otra se los implanta.
Juan vio una ciudad que no está aquí.
Y yo veo lo que no ves cuando duermes.
¿Quieres saber todo de ellas?
Veo lo que no ves cuando estás en frente de mi.
Veo lo que no ves cuando me hablas a mi.
Las esposas esperan, la guerra inicia donde ni te imaginas
y los dioses ya eligieron sus armas:
Jerusalén Jerusalén ¡Qué bonita eres!
Moscú ¡Un, dos, tres!